México cayó en la última entrada ante Japón

El equipo mexicano perdió una ventaja inicial de tres carreras, para perder en la última entrada por 6-5, tras un encuentro plagado de emociones y buenas jugadas.

México perdió la semifinal del Clásico Mundial de Béisbol, tras un juego plagado de emociones y buenas jugadas, que se definió en la última entrada.

La novena mexicana cerró su participación con un marcador de 5-6 en el LoanDepot Park, donde la afición tricolor hizo una gran entrada.

Un cuadrangular de Luis Urias empujó las carreras de Rowdy Téllez e Issac Paredes en la cuarta entrada, lo que dio ilusión al cuadro mexicano.

Randy Arozarena volvió a ser figura e incluso se robó un jonrón del cuadro japonés.

Sin embargo, el cuadro nipón se mantuvo con vida y en la última entrada logró plagar las bases, para marcar las dos carreras que fueron definitivas para lograr la victoria.

LA NOVENA ENTRADA

Cuando México comenzaba a festejar su hazaña en un partido que ganaba por 5-4, un batazo al jardín central de Munetaka Murakami, triple ganador de la Liga de Japón, llevó al plato a dos corredores: Shohei Ohtani y Ukyo Shuto.

Hasta entonces Ohtani, el Jugador Mejor Valorado de la Liga Americana de las Grandes Ligas en 2021 había tenido un desempeño discreto, pero un doble suyo lo había llevado al jardín central.

Los pupilos de Hideki Kuriyama no fueron hoy el equipo pirotécnico, pero demostró que sabe sufrir.

A la tercera final de su historia en el Clásico Mundial llegan como la única selección invicta, y que en la fase de grupos dio fácil cuenta de sus oponentes (Australia, Corea del Sur, República Checa y China). En cuartos de final pasó por encima de Italia.

Y con este juego de semifinales mantuvo la constante de someter a sus adversarios por una diferencia mínima de seis carreras. En suma, llega a la final con un balance de 42 carreras a favor y solo 13en contra.

DEL SUEÑO A LA PESADILLA

México lo tuvo todo para ganar y agigantar su hazaña en 2023.

Jarren Durán, patrullero de los Medias Rojas nacido hace 26 años en la ciudad estadounidense de Corona, firmó la quinta carrera, que parecía ser la decisiva para la histórica victoria mexicana en el LeonDepot Park.

Antes, Luis Fernando Urías, tercera base de los Cerveceros de Milwaukee, abrió la esperanza al conectar un jonrón de tres carreras en la cuarta entrada.

Japón igualó la historia del encuentro con un vuelacercas que llevó tres carreras al plato en el séptimo episodio.

Pero México volvió a tomar la delantera en el octavo con el cubano nacionalizado mexicano Randy Arozarena, otra de las figuras del partido y del torneo, y el puntillazo del estadounidense Durán, que prefirió jugar con México.

Los pupilos de Benjamin Gil ya no dudaban de la posibilidad de eliminar al país que encabeza con dos títulos (2006 y 2009) el palmarés del Clásico Mundial.

Urías, que había inquietado a Roki Sasaki con un sencillo en la parte alta de la segunda entrada, llegó a su turno a la cuarta con bases llenas y rompió el equilibrio en el juego con un jonrón que extravió la bola en el jardín central que y puso a cobrar a Rowdy Téllez e Isaac Paredes.

A partir de entonces, todo pareció confabularse con los mexicanos para agigantar su hazaña en el torneo.

El abridor Sasaki, de 21 años, temido entre los rivales por sus bolas rápidas, que suelen alcanzar tres dígitos, se desinfló tras el bambinazo de Urías y dejó la lomita en la parte alta de la quinta entrada a Yoshinobu Yamamoto.

Ya en la parte baja de la quinta Kazuma Okamoto encendió su bate con un descomunal impacto profundo al callejón izquierdo y, de la nada, Randy Arozarena, el cubano de Pinar del Río nacionalizado hace dos años mexicano, apareció para elevarse frente a la barda y atrapar la pelota.

Los Samuráis azules tardaron unos segundos para enterarse del out casi imposible, pero para entonces el público aplaudía al jardinero, que conmemoró la jugada con su marca registrada: posando rígido para las cámaras.

El nuevo ídolo de los mexicanos, que se identifica con el número 56, volvió a aparecer minutos después para cortar con su guante un largo batazo de Kensuke Kondoh y clausurar así la amenaza japonesa en el quinto episodio

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